martes, 28 de enero de 2014

José Emilio Pacheco


Jose Emilio Pacheco por GORKA LEJARCEG
FICCIONES


DE OTROS MUNDOS



Poemas

PESSOA

José Emilio Pacheco

(1939 -2014)

Poeta, novelista, traductor y crítico mexicano, nacido en Ciudad de México el 30 de junio de 1939 y fallecido el 26 de enero de 2014, está considerado por muchos críticos como el escritor más importante de su generación en su país.

Vida

Estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y allí comenzó a colaborar con la revista Medio Siglo. Más tarde formó parte de la dirección del suplemento de la revista Estaciones, junto a otro reconocido autor mexicano, Carlos Monsiváis, y de la redacción de la Revista de la UNAM. Continuó su labor periodística al frente de la redacción de La Cultura en México.

Fue profesor en varias universidades de Canadá, Inglaterra y Estados Unidos. También se dedicó a la investigación en el Departamento de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); como resultado de esta labor de investigación y reconstrucción de la vida cultural mexicana de los siglos XIX y XX, publicó numerosas ediciones y antologías.

Su trayectoria intelectual fue reconocida con la concesión del Premio Nacional de Poesía y el Premio Nacional de Periodismo (1980), el Premio Malcolm Lowry de Ensayo y el Nacional de Lingüística y Literatura (1992). Recibió el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso 2001, el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo 2003 y, al año siguiente, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, en la primera edición de este premio creado con motivo del centenario del gran poeta chileno. En 2005 obtuvo el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada-Federico García Lorca por su "aportación de relevancia al patrimonio cultural de la literatura hispánica". En noviembre de 2009 recibió el premio Cervantes de la Letras por el conjunto de su obra.
En palabras del propio Pacheco: "Todo conspira para no escribir. Está el rechazo, la dificultad para que te publiquen, la falta de recursos, pero después llegan los premios y con eso llegan los medios... y ya no queda tiempo para escribir".

Obra

Integrado en la corriente del irrealismo, su poesía es irónica, llena de notas de humor negro y parodia, y muestra una continua experimentación en el plano formal. Para Pacheco, el poeta es el crítico de su tiempo y un metafísico preocupado por el sentido de la historia. Cree en el carácter popular de la escritura, que carece de autor específico y pertenece a todos: "Es un milagro que alguien que desconozco pueda verse en mi espejo".
Entre su producción poética, que alterna lo trascendente y lo inmediato, siempre con un estilo muy personal, conviene destacar Tarde o temprano (2000), que reúne su poesía escrita durante 42 años, desde 1958, y que recibió el Premio José Donoso, creado por la Universidad e Talca. Los títulos de algunos de sus poemarios son: Los elementos de la noche (1963), El reposo del fuego (1966), No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969), Irás y no volverás (1973), Desde entonces (1981), Los trabajos del mar (1984), Miro la tierra (1986) y Ciudad de la memoria (1989).

Entre sus obras narrativas figuran El viento distante (1963); Morirás lejos (1967); El principio del placer (1972), con la que obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia; Las batallas en el desierto (1981) y La sangre de Medusa y otros cuentos marginales (1990).

En lo referente a su trabajo como editor, ha editado numerosas antologías, entre las que destaca la Antología del modernismo y la dedicada a la obra de Federico Gamboa. Ha traducido, entre otros muchos, a Samuel Beckett, Oscar Wilde y T. S. Eliot.

En palabras del presidente chileno Ricardo Lagos, pronunciadas el día de la entrega del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda: "José Emilio Pacheco es un poeta tan universal como mexicano y a la vez latinoamericano. Su poesía indaga en el pasado y el presente, rescata la memoria de los anónimos poetas mayas y a través de ellos nos muestra bajo otra luz, una luz reveladora que tiene que ver con la historia de nuestro continente desde mucho antes que los que llegaron".


http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=pacheco-jose-emilio

Por un estúpido golpe no voy a ir al hospital, le dijo José Emilio Pacheco a su esposa Cristina Pacheco horas antes de su muerte. (Notimex)
Por un estúpido golpe no voy a ir al hospital, le dijo José Emilio Pacheco
a su esposa Cristina Pacheco horas antes de su muerte. (Notimex)




"No entiendo la vida sin José Emilio": Cristina Pacheco

La periodista y viuda del escritor y periodista narra cómo fueron las últimas horas con su marido.



"No entiendo la vida sin él", dijo la periodista Cristina Pacheco sobre el fallecimiento de su esposo, el escrtiro José Emilio Pacheco, quien murió a causa de un paro cardiorespiratorio ayer.
Cristina Pacheco explicó que el escritor se había ido a dormir la noche del viernes porque "se sentía cansado" luego de que sufriera una caída que le produjo un golpe en la cabeza. "Nunca despertó de ese sueño. Estaba tranquilo", dijo su esposa.
En entrevista con MVS, la periodista Cristina Pacheco relató la última noche del escritor. "Le dije: 'No te vayas, quédate conmigo'. Me dijo: 'Tengo sueño'. Se quedó dormido. Antes de que se durmiera le dije: por qué no vamos al hospital para que te revisen. Me dijo: por un estúpido golpe en la cabeza no voy a ir al hospital", explicó.
Con la voz entrecortada expresó: "de ahora en adelante tengo que hablar en pasado de una persona que está muy presente en mi vida".
La periodista explicó que al cuarto para las 06:00 horas del viernes le preguntó a su esposo qué haría ese día, a lo que él contestó que corregiría el texto "La travesía de Juan Gelman", que realizó sobre el escritor argentino, fallecido el 14 de enero de este año.
"Le prometí que saliendo del programa le marcaba. Hablé con él, le dije cómo estás. Me contestó: una tontería, me caí. Dónde te caíste. En mi cuarto, dijo. En dónde te pegaste. En el escritorio, me contestó", dijo Cristina Pacheco.
Al llegar a su casa, la periodista conversó "un ratito" con su esposo. "Me dijo que había enviado el texto (La travesía de Juan Gelman) un poco tarde" y explicó que José Emilio le había comentado: "tengo mucho cansancio porque me costó mucho trabajo levantarme".

'No te puedes quedar dormido'

La periodista, conductora del longevo programa Conversando con Cristina Pacheco fue a ver el cuarto donde había caído su esposo. "Encontré todas las cosas tiradas. Había libros tirados. Se veía que había rodado. No era agradable", dijo.
"Le dije no te vayas, quédate conmigo. Me dijo tengo sueño. Se quedó dormido. Antes de que se durmiera le dije: '¿Por qué no vamos al hospital para que te revisen?'. Me dijo: 'Por un estúpido golpe en la cabeza no voy a ir al hospital'", recordó Cristina Pacheco.
El sábado por la mañana, Cristina le llevó a su esposo el café a la cama, como acostumbraba hacerlo. "Fui y le dije: no te puedes quedar dormido. Le acerqué el café a la cara. No me contestaba. No me gustó. Estaba respirando normal".
El escritor no respondía a los llamados de su esposa. La periodista observó que "tenía la palma de la mano muy morada y un poco grises las puntas de los dedos", tras lo cual llamó al médico.
El médico le dijo; "Llámese (sic) a una ambulancia y lléveselo al hospital, a Nutrición". Nunca despertó de ese sueño. Estaba tranquilo. El doctor me dijo: 'Háblele'. Estuve con él todo el tiempo. No volví a hablar con él. No volveré a hablar con él", explicó.
La periodista Cristina Pacheco hizo una pausa. "No entiendo la vida sin él", finalizó.
José Emilio Pacheco fue galardonado el 12 de marzo de 2013 en Mérida, Yucatán, con la Presea a la Excelencia en las Letras, en el marco de la Feria Internacional de la Lectura de Yucatán 2013 (Filey).


Cristina Pacheco en el funeral de José Emilio: 

“pensábamos vivir toda la vida…”


Cristina Pacheco despide a José Emilio. Foto: Eduardo Miranda
Cristina Pacheco despide a José Emilio.
Foto: Eduardo Miranda
MÉXICO, D.F. (apro).- El Aula Magna de El Colegio Nacional resultó insuficiente para recibir a miembros de la comunidad artística y cultural, funcionarios y cientos de mexicanos que acudieron al homenaje de cuerpo presente al poeta, narrador, historiador y ensayista José Emilio Pacheco (Ciudad de México, 1939), quien falleció el pasado domingo 26 tras sufrir un golpe en la cabeza.
Al aceptar hablar unos minutos con la prensa –que también abarrotó el salón principal de la institución– la esposa del autor de Las batallas en el desierto, Cristina Pacheco, pidió que fuese un encuentro breve, pues al lado la esperaba “una persona maravillosa a la que no volveré a ver”.
En la biblioteca del Colegio ubicado en la calle de Donceles, en el Centro Histórico, la cronista relató cómo fueron los últimos minutos de José Emilio Pacheco antes de ser trasladado al hospital, el sábado por la mañana.
Contó que al llegar a su casa él le habló sobre la caída y le pidió unas pastillas para el dolor de cabeza y dormir. La escritora le sugirió ir al hospital, pero él no aceptó. Así se fue a descansar y a la mañana siguiente ya no pudieron despertarlo.
La familia decidió llevarlo al hospital. La opción que dieron los médicos fue intervenirlo quirúrgicamente, pero explicaron que tenía 95% de probabilidades de quedar en estado vegetativo. No aceptaron. El tema, dijo la periodista, ya había sido abordado con él anteriormente y siempre pidió no ser entubado.
La prensa le preguntó cómo había sido en el hogar. “Un hombre normal, con muchas manías encantadoras y a veces difíciles de complacer, un hombre apegado a su lugar, a su cuarto, a su escritorio, coleccionaba plumas fuentes”, dijo.
De acuerdo con Cristina Pacheco, el poeta leía un libro y otro, y cuando había terminado varios comenzaba a narrárselos indistintamente “de una manera maravillosa”.
No esperaba su pérdida tan repentina. “Teníamos planes de aquí a dos mil años, pensábamos vivir toda la vida y eso implicaba también morir juntos”, lamentó.
–¿Se siente traicionada?
–No, no traicionada, me siento sorprendida, desconcertada, no puedo entenderlo. Siento mucha rabia y desesperación porque no puedo encontrar la palabra para describir lo que siento. No es dolor, no es coraje, es algo que me invade, me paraliza y además me obliga a pensar. Voy a tener que acostumbrarme a vivir con él en la ausencia y en el silencio.”
Aunque las autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) ofrecieron hacer el homenaje en el Palacio de Bellas Artes, la familia de José Emilio Pacheco prefirió El Colegio Nacional, al que ingresó en 1986 y en el que anualmente daba sus cátedras con asistencia multitudinaria del público. Se insistió en que Pacheco, siempre discreto y alejado de las veleidades de la fama, así lo habría preferido.
El historiador Enrique Krauze, también miembro del Colegio, leyó un breve discurso en el emotivo acto. Lo recordó como “uno de los más altos humanistas literarios”.
Y coincidió con Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta, quien fue abordado por la prensa momentos antes, en el sentido de que el ganador del Premio Cervantes de Literatura 2009 cultivó todos los géneros: poesía, cuento, novela, ensayo, artículo, texto periodístico y traducción, además de ser editor y compilador de antologías “con la misma sabiduría, precisión y gracia”.
Ambos recordaron el Inventario que publicó en el semanario Proceso, desde su fundación:
“Aunque era un maestro cautivante y un conversador amenísimo, su vocación era llegar al público, no sólo al especializado, sino al lector común que a lo largo de varias décadas acumuló semana tras semana las hojas de su Inventario por donde desfilaban numerosas anécdotas, episodios, biografías, obituarios, recuerdos, escenas de la vida cultural mexicana y universal, vistas siempre bajo ángulos desconocidos e insólitos.”
Krauze destacó también que Pacheco era “sumamente caballeroso”, y no por el “cuidado artificial de las formas”, aclaró, sino por una actitud ante la vida que debió haber adquirido de tiempo atrás, de un México que “añoró siempre y donde esa actitud cabía en una noble palabra ahora en desuso, la palabra decencia. José Emilio era en el buen sentido de la palabra, bueno”.
Agregó:
“Lo caracterizó la insaciable, casi infantil curiosidad por descubrir el ancho mundo y, a su vez, el cultivo gozoso de la minucia. Aunque fue prudente y reservado, jamás se retrajo a una torre de marfil, le dolía genuinamente la desigualdad y la pobreza y fue testigo sensible del deterioro de su ciudad, de su país.”
Al término del discurso se montó la primera guardia de honor con Emilio Chuayffet, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Tovar y de Teresa y Cristina y Laura Emilia Pacheco, hija del escritor.
En la segunda participaron miembros de El Colegio Nacional, entre ellos el exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Sarukhán, el astrónomo Arcadio Poveda, el arqueólogo Eduardo López Moctezuma y el compositor Mario Lavista.
Hasta el recinto llegaron para presentar sus condolencias a Cristina y Laura Emilia Pacheco: Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno de la Ciudad de México; el rector José Narro Robles; el director y el subdirector de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda y Salvador Corro, así como Armando Ponce, editor de la sección Cultura, en la que José Emilio Pacheco participaba con el Inventario.
De hecho, en el número de esta semana se publicó el último Inventario del escritor, titulado “La travesía de Juan Gelman”, que fue la segunda parte de dos ensayos dedicados al poeta recién fallecido.
También asistieron los escritores Guadalupe Loaeza, Bárbara Jacobs, Alberto Ruy Sánchez, Marco Antonio Campos, David Huerta, Jorge Volpi, Hernán Lara Zavala, Ignacio Solares; los músicos Carlos Prieto y Horacio Franco; el astrónomo Manuel Peimbert, miembro del Colegio; el fotógrafo Pablo Ortiz Monasterio, y el arquitecto Teodoro González de León, entre otros.
La escritora Elena Poniatowska fue de las primeras en llegar al acto que inició casi en punto de las 12:00 horas. La autora de La noche de Tlatelolco recibiría mañana la Medalla Bellas Artes 2013 en una ceremonia en el Palacio de Bellas Artes, pero pidió que se suspendiera con motivo del duelo por el fallecimiento de José Emilio Pacheco, informó el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Además de miembros de la comunidad cultural, asistió público en general que hizo fila para dar un abrazo a Cristina Pacheco y montar una guardia de honor. Ella tuvo palabras para mucha gente, sobre todo para los jóvenes, a quienes invitó a subir, y les recordó que a José Emilio le gustaba estar rodeado de ellos.
Los restos del escritor serán cremados. Aún no se tiene definido el lugar donde reposarán, pero sus familiares han pensado como una posibilidad en Veracruz, lugar que guardó un significado especial para el poeta.
Sobre el homenaje en el Palacio de Bellas Artes, Rafael Tovar señaló no será en estos días, sino hasta que la familia considere que es el momento oportuno.




José Emilio Pacheco: vida, muerte, verso

Las letras latinoamericanas lloran al gran poeta mexicano fallecido a los 74 años


José Emilio Pacheco, fallecido el domingo en la capital mexicana a los 74 años, podría haber sido velado en el Palacio de Bellas Artes, el símbolo más pomposo de la cultura mexicana, al modo de un faraón o un jefe de Estado. Pero antes de morir dejó dicho que prefería el Colegio Nacional. Aquí, en un rinconcito del centro histórico de la Ciudad de México, venía una vez al mes y se sentaba en los bancos de piedra de un bonito y silencioso patio rodeado de naranjos y limoneros. “Se va a quedar aquí un ratito. Era una ilusión muy grande para él acercarse de vez en cuando y charlar con gente de todo tipo. Mujeres con bolsas de los mandados, jóvenes, estudiantes, comerciantes. Vamos, la gente de la calle”, relataba Cristina Pacheco, esposa del ganador en 2009 del Cervantes y del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Alérgico a los elogios, Pacheco (que había sido hospitalizado el sábado como consecuencia de un golpe en la cabeza recibido en su domicilio) solía decir que ni siquiera era el mejor escritor de su barrio. Juan Gelman, que murió diez días antes, era su vecino. La coincidencia inspiró las palabras de Cristina Pacheco: “Es lindo pensar que en el último trabajo que hizo (un artículo sobre el propio Gelman para la revista Proceso) se encontró con un amigo, con un poeta, y a lo mejor andan juntos por allí en alguna parte inventando historias”.
México lloró durante toda la jornada a uno de sus grandes escritores. Los que lo conocieron lo retrataron como un hombre normal, alejado de podios y capillas, alguien que vivió como si nunca se fuera a morir. “Teníamos planes de aquí a 2.000 años”, decía su mujer. Jorge Volpi pasó al lado del féretro con sus restos mortales y dejó una reflexión tan sencilla que parecía llenar todo el vacío de la pérdida de Pacheco: “Se va un grande”.
Entre la muchedumbre sobresalía el sombrero de Jaime Cuéllar, un experto en cine político. Está obsesionado con encontrar una película, Mariana Mariana, cuyo guión es de Pacheco. "Dudo que alguien aquí la haya visto", sugería oteando a los presentes. No estaba aquí para hacer negocio, pero llegado el momento todo se podría hablar. "Hombre, si alguien me pide un título y lo tengo en mi colección, lo copio y lo traigo en media hora. No sería una falta de respeto hacia Pacheco, al revés. Estaría encantado que distribuyésemos sus películas". Gente de todas las edades, altura, peso, condición social, se acercaron para darle el último adiós al poeta.
José Emilio Pacheco será incinerado. No quería pasar la eternidad encerrado en una caja. Tenía claustrofobia.



El legado literario de José Emilio Pacheco, según los poetas

Siete escritores de América Latina y España explican la importancia de la poesía del autor mexicano


Tiempo, memoria, reflexión, realismo, doméstico, sentimental, inteligencia… son algunas de las palabras y conceptos que se repiten al referirse a la obra poética de José Emilio Pacheco, fallecido ayer en México.Seis poetas de España y América Latina señalan las principales aportaciones del autor mexicano a la literatura. Poeta de lo cotidiano, de lo cercano, de la belleza del discurrir de la vida diaria, de las cosas con las que lidiamos continuamente en los quehaceres, de esas cosas e ideas presentes en nuestros pensamientos de manera latente o agazapada, insoslayables. Poeta del Tiempo, como dice Darío Jaramillo. Porque todo eso que llamamos cotidiano está impregnado de Tiempo, es Memoria. Versos tristes a veces, pesimista a ratos, y también optimistas y siempre luminosos en sus imágenes que invitan a mirar a todos lados de nuestra vida y de la vida en general.
ÓSCAR HAHN: José Emilio Pacheco pertenecía a esa rara especie de escritores que practican los más diversos géneros con el mismo rigor y con la misma calidad. Poeta antes que nada, ejerce una aguda crítica de la contingencia, pero su gran preocupación es el tiempo. Por eso la suya es una poesía filosófica, no en el sentido libresco del término, sino en el sentido de asombro, curiosidad y reflexión ante los enigmas de la existencia. Para sus poesías completas Pacheco eligió el título de “Tarde o temprano”. Ahora que el poeta nos ha dejado, ese título pierde su carácter conjetural y adquiere una actualidad y una certeza profundamente perturbadoras. Querido José Emilio, no me preguntes cómo pasa el tiempo.
ANTONIO GAMONEDA: Era un hombre en plena conciencia, en el sentido que manifiesta su obra. Su poesía podría ser entendida como como de signo realista, aunque prefiero decir que es una poesía explícitamente reflexiva. Poesía en la que el pensamiento reflexivo se empareja sobre impulsos o incluso se sobrepone al pensamiento poético. Es un realismo orientado a la reflexión en un lenguaje normalizado, sin grandes aventuras semánticas, pero todo muy bien hecho.
JUAN CARLOS MESTRE: Es la poesía de Pacheco un habla contra la traición inmaterial de la muerte, oraciones civiles con las que resistir la perturbadora obsesión de lo perdido, el lejano siempre que solo existe en la imaginación de los poetas y la memoria violentada de los pueblos. Dio su poesía nombre a lo oscuro y belleza al indefenso. Nombró la inexistencia de las ensoñaciones y el territorio donde los héroes forzosos del amor otorgan otro sentido de nobleza a la condición humana. No habitarán la solemne casa del silencio sus palabras esparcidas sobre lo posible imposible: un mundo sin víctimas. Viven ya en otros ojos, luminosas bajo otras piedras.
LUIS GARCÍA MONTERO: La poesía de José Emilio tiene la tensión de algunas paradojas que la depuran. Se trata de una voz muy culta, propia uno de los mejores ensayistas de la poesía contemporánea, pero busca la sencillez y el diálogo con el lector. Ama la tradición (López Velarde, Gorostiza, Sabines, Paz), en nombre de una originalidad profunda. Persigue la sinceridad en la máscara, la confesión en el pudor. Y asume el pesimismo de la lucidez, la evidencia de la catástrofe, para localizar el rayo de luz que dignifica la vida. Su escritura va y viene por estos extremos. Es inteligente y sentimental.
PIEDAD BONNETT: Como poeta fue uno y muchos. Detrás de los distintos registros de sus poemas encontramos siempre una mirada incisiva, con un trasfondo filosófico, que se concreta en versos tocados muchas veces por el humor y la ironía pero también de lirismo contenido. Su poesía, que le habla a un lector amplio, pues su misterio asoma a través de un lenguaje sencillo, nos acompañará siempre.
FRANCISCO FERRER LERÍN: Debo a Pacheco su definición exacta de las aves, la etiqueta precisa que supone el buen uso de un nombre. Se lo dije en Madrid, en la ceremonia del Cervantes, y me lo agradeció. Hablamos de ese poema sobre el zopilote, bicho infamado, hermano menor de nuestro buitre. Un poema que despierta ternura por el aprecio de la fealdad casi doméstica de un ave oscura, destino obligado de las pedradas de niños sin corazón que se adiestran para verdugos.
JOAQUÍN PÉREZ AZAUSTRE: En La edad de las tinieblas, José Emilio Pacheco desmenuza un quinqué, la savia de petróleo acumulada en su osario de tiempo, desde los dinosaurios a la llama, con millones de años de sedimentación inventando la luz dentro de la campana de cristal. “La noche huele a luz carbonizada”: algo de extrañamiento se oculta ahí, como un poso, con su desolación o su milagro. Poeta de una generación, con ese lema complejo que supone Alta traición, reclamó la autocrítica propia de ese mundo de tertulias que compartió con Pitol y Monsivais. Escribir es una resistencia contra los horrores que vivimos.




"La poesía fue en José Emilio un don natural, jamás nada forzado, la belleza sin tropiezos, pero a la vez fue un orfebre", escribió el novelista nicaragüense Sergio Ramírez en su cuenta de Twitter.
"José Emilio Pacheco fue las palabras, fue la lengua, fue la poesía más pura de nuestro tiempo y lo será del tiempo futuro. Un clásico", añadió. 



“Pacheco todavía nos hacía mucha falta”

Los grandes escritores mexicanos y el mundo de la cultura se tiñen de luto



    José Emilio Pacheco (i) junto con Sergio Pitol (c) y CarlosMonsiváis, en 1959. / BERNARDO GINER DE LOS RÍOS
    Acababa de enterarse de la muerte de José Emilio Pacheco, y Elena Poniatowska, su amiga, su confidente, ya lo estaba echando de menos: "Todavía nos hacía muchísima falta, se ha ido antes de tiempo. Sobre todo ahora que México está en un torbellino de violencia. Basta con ver Michoacán. Ha muerto uno de los grandes intelectuales y uno de los grandes escritores de México".
    Fallecido a los 74 años de edad en un hospital de la Ciudad de México, Pacheco deja una legión de seguidores de todas las generaciones que devora sus libros con entusiasmo. Era uno de esos escritores que la gente toma como suyo.
    El escritor Rafael Pérez Gay considera que era refractario a las alabanzas, "como todo buen escritor debe ser". Recuerda cuando le hicieron un homenaje hace tres años en una universidad. Se sentó en primera fila y a ratos estaba incómodo. No dejaban de enaltecerle. "Estoy aturdido", dice, justo cuando acaba de terminar un artículo de Pacheco para un periódico mexicano (La Razón).
    Cristina Rivera-Garza, escritora y profesora universitaria en Estados Unidos, siempre le pide a sus alumnos que lean Las batallas en el desierto. "Es la obra fundamental del México de mediados de siglo contada desde dentro y con la perspectiva y el desamparo de un niño", dice por teléfono. Rivera Garza le niega la muerte a Pacheco: "Va a ser siempre un escritor vivo".
    El poeta y novelista Julián Herbert, de 43 años, lo sentía en el alma. "¡Puta madre!", exclamaba al conocer la noticia. "Le tenía un inmenso cariño. Además de ser lector y sobre todo apreciar sus primeras obras (Las batallas en el desierto). Fue un tipo generosísimo conmigo. Estaba interesado en la nueva literatura mexicana que se estaba haciendo", cuenta.
    Herbert no solo le ha rendido homenaje a Pacheco esta tarde con sus palabras. Lo ha hecho a lo largo de toda su carrera. "En casi todos mis libros incluyo poemas traducidos de otras lenguas aunque versionados libremente. Esa idea la traigo de él y es la forma que tengo de darle las gracias por todo lo que ha significado para mí", continuó Herbert.
    Pacheco se puede considerar el primer escritor latinoamericano que corrigió una novela, Morirás lejos, una vez publicada. No consta en acta que otro lo haya hecho. "Tiene huevos. Le encontró otro sentido y le cambió muchas partes, incluido el final", recuerda este hecho extraordinario el escritor mexicano Jorge F. Hernández. "Le quiero agradecer más que nada como lector porque fue un poeta infinito, nos descubrió que la poesía era accesible, que estaba en todas las partes", señala y antes de colgar pide un favor: "Pon que estoy muy triste".
    Benito Taibo ya tenía tono fúnebre. "Es francamente terrible. Hace poco murió Juan Gelman. Los dos eran amigos míos. ¿Quieres que te diga algo a riesgo de caer en un lugar común? En México nos hemos quedado huérfanos de poetas". En su Facebook escribió una larga reflexión sobre Pacheco, al que consideraba "generoso, benevolente, cariñoso y brillante". "Y glotón", bromea.
    Pacheco se ruborizaría al leer tanto elogio. Las reacciones de las instituciones culturales mexicanas no se hicieron esperar. El presidente de Conaculta, Rafael Tovar, dijo que el fallecimiento de Pacheco era "una inmensa pérdida para las letras universales". "Mi pésame a sus deudos", escribió a través de Twitter. Por el mismo canal, el presidente Enrique Peña Nieto se unía a las condolencias: "Ha fallecido un gran representante de nuestra literatura. México extrañará al gran escritor José Emilio Pacheco. Descanse en paz".
    Poniatowska ganó en noviembre el Premio Cervantes de literatura y, nada más bajar las escaleras de su casa para recibir a los que la estaban esperando en su salón, dijo que había desayunado. Acababa de amanecer y no era un dato intrascendente. "Cuando se lo dieron a José Emilio me dijo que no pudo probar bocado hasta la tarde. Le acosaron a llamadas durante todo el día, pero yo soy más previsora. Yo al menos le he ganado en esto, en literatura ya es otra cosa. Vengo ya a hablar con ustedes habiendo comido un cafecito y un pan", relató.
    Esta triste tarde de domingo se le echó encima como una losa a Elenita, como la llamaba Pacheco. Y tocaba recordar el momento en el que su amigo fue de gran apoyo. "Recuerdo que a él le llevé el manuscrito de La noche de Tlatelolco (el libro más conocido de la escritora) y fue el primero que escribió sobre el texto y el único que lo hizo en 1968. Siempre fue un tipazo. Estoy horriblemente triste. Yo soy mayor que él", añadió la novelista, de 81 años.

    José Emilio Pacheco, 2009
    Foto de César Durione


    PREMIOS
    • Premio Magda Donato (México), por Morirás lejos, 1967
    • Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (México), por No me preguntes cómo pasa el tiempo, 1970
    • Premio Xavier Villaurrutia (México), por El principio del placer, 1973
    • Premio Nacional de Periodismo (México), por Divulgación cultural, 1980
    • Premio Malcolm Lowry (México), 1991
    • Premio Nacional de Ciencias y Artes en lingüística y literatura, 1992
    • Premio Nacional de Poesía José Asunción Silva (Colombia), 1996
    • Premio Iberoamericano de las Letras José Donoso (Chile), 2001
    • Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo, 2003
    • Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde (México), 2003
    • Premio Internacional Alfonso Reyes (México), 2004
    • Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (Chile), 2004
    • Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada, Federico García Lorca, 2005
    • Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (España), 2009
    • Premio de Literatura Miguel de Cervantes (España), 2009
    • Doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma de Nuevo León, 2009.
    • Doctorado honoris causa por la Universidad Autónoma de Campeche, 2010.
    • Doctorado honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México, 2010.
    • Premio Alfonso Reyes por El Colegio de México, 2011.




    Pero la parte central de su obra, la que lo convierte en “poeta y escritor”, según la contradictoria y ya establecida fórmula de las enciclopedias que divide el oficio entre el género y una de sus especies, es su trabajo poético, que se ha reunido completo en tres ocasiones, una en 1980, otra en el año 2000, con el título de Tarde o temprano que luego en 2010 fue ampliada, y que incluye más de doce volúmenes que cambian cada vez que se reeditan debido a la costumbre que tenía de excluir poemas y de corregir cada vez los ya publicados, inconforme siempre con la última versión, nunca definitiva, en una actitud que revela una profunda humildad ante el texto y un sentido de obra en marcha, inconclusa y perfectible.






    OBRAS

    Poesía
    1963.- "Los elementos de la noche"
    1966.- "El reposo del fuego"
    1969.- "No me preguntes cómo pasa el tiempo"
    1973.- "Irás y no volverás"
    1976.- "Islas a la deriva"
    1980.- "Desde entonces"
    1981.- "Tarde o temprano"
    1983.- "Los trabajos del mar"
    1984.- "Fin de siglo y otros poemas"
    1985.- "Alta traición: antología poética"
    1987.- "Miro la tierra"
    1990.- "Ciudad de la memoria"
    1996.- "El silencio de la luna : [poemas, 1985-1993]"
    1999.- "La arena errante. [Poemas 1992-1998]"
    2000.- "Siglo pasado"
    2005.- "Antología poética"
    2005.- "En resumidas cuentas"
    2009.- "Como la lluvia"
    2009.- "La edad de las tinieblas"

    Novelas
    1959.- "La sangre de Medusa y otros cuentos marginales"
    1963.- "El viento distante"
    1967.- "Morirás lejos"
    1972.- "El principio de placer"
    1981.- "Las batallas en el desierto"
    1992.- "Tarde de agosto"

    Ensayo
    1994.- "El derecho a la lectura"


    miércoles, 22 de enero de 2014

    Benjamin Lacombe


    (1982)

    Benjamín Lacombe

    Benjamin Lacombe nació en París en 1982. En 2001, asistió a la Escuela Nacional de Artes de París (ENSAD), donde realizó su formación artística. Además de sus estudios, trabajó como artista de la publicidad y en películas de animación antes de completar su primera serie de cómics a la edad de 19 años, junto con algunos otros libros ilustrados ...


    Su proyecto final «cereza y aceituna», que él mismo escribió e ilustró, se convirtió en su primer libro infantil y fue publicado por Les Éditions du Seuil en marzo de 2006. Al año siguiente, fue lanzado por Walker Books (EE.UU.) y nominado a uno de los 10 libros para niños en el año 2007 en los EE.UU. por la prestigiosa revista semanal Times.


    Desde entonces, Benjamin ha escrito e ilustrado numerosos libros. Ha trabajado sobre todo con Albin Michel, Barefoot Books (EE.UU.), Edelvives (España), Hemingway Corea (Corea), Milán, MaxMilo, Sarbacane, Soleil, Walker Books (EE.UU.) y, por supuesto, Le Seuil Jeunesse, la editorial que publicó la mayoría de sus libros.

    Benjamin expone su trabajo sobre una base regular. Entre otros, se ha mostrado en las galerías de arte siguientes: Ad Hoc Art (Nueva York), L'art de rien (París), Dorothy Circus (Roma), Maruzen (Tokio), etc ..

    Trabaja y vive en París con su perro Virgile, que, a menudo, se encuentra escondido entre las páginas de sus libros.





    Títulos destacados


    El herbario de las hadas de Benjamín Lacombe
    Título: El herbario de las hadas 
    Autor/es: Perez, Sébastien 
    Ilustrador: Lacombe, Benjamin 
    Editorial: Edelvives
    Colección: Álbumes Ilustrados 
    N.º Páginas: 72 
    Formato: 279x812 mm 
    Encuadernación: Cartoné
    ISBN: 9788426381828
    Descripción: Por orden de Rasputín, el científico Alexandr Bogdanovitch viaja al bosque de Broceliande, del que se cuentan muchas leyendas, en busca del elixir de la inmortalidad. En su lugar encuentra un fantástico mundo de seres maravillosos que lo cautivará. Un libro de gran formato sobre el apasionante universo de las hadas. Las bellas imágenes de estos seres y las plantas que habitan ilustran el diario que narra la historia. El texto se completa con la correspondencia del científico y páginas de papel vegetal con espectaculares ilustraciones.


    Blancanieves de Benjamín Lacombe
    Título: Blancanieves 
    Autor/es: Lacombe, Benjamin 
    Ilustrador: Lacombe, Benjamin 
    Editorial: Edelvives
    Colección: Álbumes Ilustrados 
    N.º Páginas: 45 
    Formato: 270x313 mm 
    Encuadernación: Cartoné
    Descripción: Érase una vez, en pleno corazón del invierno, una reina que cosía al lado de la ventana. A través del marco de ébano, contemplaba los copos de nieve que revoloteaban en el aire, como plumas. De pronto, se pinchó el dedo, y tres gotas de sangre cayeron en la nieve. Sobre el fulgor de la nieve, el rojo era tan hermoso que pensó:
    «¡Ay! ¡Ojalá tuviera un hijo con la piel blanca como la nieve, los labios rojos como la sangre y el cabello negro como el ébano!». El clásico de los hermanos Grimm representado a través de las maravillosas ilustraciones de Benjamin Lacombe.

    Cuentos macabros de Benjamín Lacombe
    Título: Cuentos Macabros 
    Autor/es: Allan Poe, Edgar 
    Ilustrador: Lacombe, Benjamin 
    Editorial: Edelvives
    Colección: Cuentos Macabros 
    N.º Páginas: 224 
    Formato: 195x275 mm 
    Encuadernación: Cartoné
    Descripción: Una edición de lujo de los cuentos de Edgar Allan Poe, maestro del terror. Los inquietantes relatos, que se presentan con la traducción de Julio Cortázar, van acompañados de las espectaculares ilustraciones de Benjamin Lacombe. Esta edición única incluye además un texto de Baudelaire sobre la vida y obra de Poe. Contiene los relatos Berenice, El gato negro, La isla del hada, El corazón delator, La caída de la casa Usher, El retrato oval, Morella y Ligeia.


    Benjamin Lacombe


    Benjamín Lacombe 

    "La Reina malvada de Blancanieves me recuerda a Madonna"
    • Entrevistamos al ilustrador más solicitado del momento
    • Acaba de publicar los "Cuentos macabros" de Poe, traducidos por Cortázar




    BENJAMIN LACOMBE (París, 1982)

    Este ilustrador francés es ya conocido en medio mundo y ha expuesto su trabajo en lugares como París, Roma o Tokio. Es autor e ilustrador de una veintena de libros que han sido premiados en todo el mundo, como Los Amantes Mariposa, Genealogía de una Bruja, Cuentos Silenciosos, Melodía en la ciudad…. Sus ilustraciones, tan preciosas, coloristas, melancólicas y detallistas, pertenecen a una nueva generación de artistas.
    JESÚS JIMÉNEZJESÚS JIMÉNEZ 17.12.2011
    Desde hace ya unos años, el francés Benjamin Lacombe es uno de los ilustradores más solicitados del mundo gracias a sus espectaculares imágenes, capaces de aportar una nueva visión a clásicos como Blancanieves o los Cuentos de Poe traducidos por Cortázar, trabajos que presenta estos días en España con la editorial Edelvives.

    'Cuentos de Poe'

    "Poe es para mí un autor muy importante. Lo leí cuando tenía 10-11 años, y siempre ha sido un universo muy cercano, con el que me siento muy identificado".
    "Tenía miedo de estropear el aspecto fantástico, continúa Lacombe. Por eso no he dibujado explícitamente todo lo que de fantástico hay en los cuentos, sino que he recreado un ambiente, siempre de forma sugerente: he dibujado sombras, manos detrás de una puerta, etc., y he dejado que trabaje la imaginación del lector; no he querido ofrecer yo una imagen explícita, pues la imagen de cada lector será diferente".
    "También he dibujado elementos que recrean la época de Poe. El escritor en su tiempo era “contemporáneo” y daba por sentados detalles que el lector moderno puede pasar por alto, y querido reflejar esos detalles en la ilustración. Por ejemplo, he dibujado corsés, para dar idea de cómo era la postura de las personas y que el lector comprenda por qué se mantenían de esa manera, y he dibujado la iluminación de una vela para que se comprenda por qué el ojo del personaje no veía la forma que se encontraba un poco más allá, etc".

    La auténtica Blancanieves

    En cuanto a su versión de Blancanieves, Lacombe asegura que: "se trata de una versión auténtica del cuento, que se ha traducido directamente del original en alemán. En ese sentido, el texto no ha resultado especialmente complicado".
    "En cuanto a las imágenes, como el cuento es tan conocido y se ha reescrito tantas veces, creo que se ha llegado a crear una versión falsa. En mi versión he procurado volver a la verdad del cuento. Junto con imágenes más narrativas, he insertado también imágenes no narrativas, pinturas que reflejan el aspecto simbólico, lo que subyace en la historia y no tanto lo que todos conocemos. Precisamente porque todo el mundo lo conoce, he trabajado sobre todo el aspecto simbólico".
    "En Blancanieves, afirma Lacombe, he usado dos técnicas: el guache con óleo para el color y el lápiz para el blanco y negro. He usado el color para dibujar las imágenes más simbólicas y el blanco y negro para las imágenes más explícitas y narrativas".
    "He disfrutado mucho dibujando a la reina malvada de Blancanieves, pues he procurado hacer algo diferente de ese personaje: se transforma en cuervo, es rubia, muy nórdica, al estilo de Nicole Kidman, y con ese aspecto frío que me recuerda a Madonna. Es totalmente opuesta a Blancanieves, que es una niña cándida y morena".

    Otros trabajos

    Destacan también sus libros El Herbario de las hadas y La niña silencio, sobre el maltrato infantil, ambas publicadas por Edelvives.
    "¡Para conocer mi visión de las hadas hay que leer el libro!, asegura. Quise separarme de la imagen típica de las hadas, que se dibujan siempre como seres finos y delicados con típicas alas. No quería eso en absoluto. Decidí hacer criaturas, seres raros, vinculados a la flora, a las plantas y con un vocabulario propio. Ha sido un trabajo de creación pura, con el que he querido separarme de las reglas establecidas".
    En cuanto a su forma de reflejar el maltrato infantil, nos confiesa que se ha acercado al tema: "Con sencillez y no de una forma fuerte, ni con “sobrepuja”. En este tema hay que contenerse mucho y trabajar el aspecto simbólico: he dibujado una jaula con pájaros, que simbolizan el secreto, y una boca cosida y, cuando la niña habla, los pájaros salen volando. He querido abordarlo con poesía y contención, y en absoluto dibujando una niña con cardenales o una mano golpeando".

    "Uno no se ríe todos los días"

    Contrariamente a otros ilustradores de cuentos, es difícil ver sonreir a sus personajes, lo que les da un aire de melancolía, pero Lacombe le resta importancia: "Es verdad que mis personajes no sonríen constantemente enseñando todos los dientes, pues en mi opinión la vida es así; uno no se ríe todos los días. Los personajes pasan por momentos distintos. Es verdad que soy un poco melancólico, pero no es ni mucho menos una constante".
    En cuanto a sus referencias, asegura que le influyen: " La vida en general y la gente que conozco. Por ejemplo, me inspiré mucho en Sébastien Perez para dibujar aRossignol. También me inspiro mucho en el cine, de directores como Hitchcock, Tati, Almodóvar Lars von Trier. De la pintura, mis referencias son principalmente los primitivos flamencos y el Quattrocento. También tengo una gran influencia de la fotografía, y en especial la fotografía escenificada (Erwin Olaf, Desiree Dolron, Gregory Crewdson...)".
    Al contario que otros autores, que se sienten cómodos con una técnica, a Lacombe le gusta adaptar su técnica a cada trabajo: "Pinturas de color: guache y óleo sobre papel. Otras técnicas: lápiz, tintas, acuarela. No utilizo siempre la misma técnica; depende de lo que quiero expresar".
    Lacombe nos ha confesado el método de trabajo que uso en otro de sus libros más populares Erase una vez realizado con la técnica pop-up o tres dimensiones (Podéis ver el espectacular anuncio en los videos relacionados)  "Primero elaboro bocetos para describir la idea del volumen. Trabajo con el diseñador José Pons, que hace las maquetas, luego yo tengo que corregirlas, hasta que sale la maqueta definitiva. Después hay que trabajar sobre el plano y retocar, hacer y rehacer. Es un proceso muy largo y laborioso. Pero muy divertido, porque se da volumen a formas poco realistas que se estilizan con volúmenes muy realistas, poniendo de relieve solo algunos elementos que sirven para realzar el simbolismo y la narración".

    Sus proyectos

    Actualmente Lacombe trabaja en:  "Una adaptación del cuento alemán Ondine, del que estoy haciendo una versión personal. También tengo en marcha una exposición llamadaMemories, de la que se puede encontrar información en mi blog", aunque le gustaría ilustrar muchas otras historias: ¡Muchísimos! Autores de los siglos XIX y XX, como Wilde, Lovecraft..., cuentos de Sébastien Perez, y también mis propias historias. Tengo miles de ideas.


    Benjamin Lacombe
    Foto de Daniel Mordzinski
    Rincón de Benjamin Lacombe
    Por Ana Teruel
    13 de diciembre de 2013

    Entrar en el taller del dibujante Benjamin Lacombe (1982, París) es sumergirse en su peculiar universo onírico, a medio camino entre el mundo mágico de Disney y el ambiente gótico de Tim Burton. Dan la bienvenida dos habituales de sus historietas: Lisbeth, una pequeña juguetona de dos años y medio y Virgile, un gran sharpei de nueve años, que observa desde una esquina. Sus inseparables compañeros aparecen en casi todos sus libros. "Alfred Hitchcock siempre salía en su películas. Yo intento sacar a mis perros, a pesar de que en algunas historietas es más complicado", dice Lacombe. En algunos cuentos, como en Swinging Christmas, que Edelvives edita ahora en España, son personajes a parte entera. En otros aparecen escondidos entre los remolinos de la melena de la protagonista, en una esquina de un paisaje o en algún medallón o fotografía. "Si no salen, es que realmente no me ha gustado el proyecto". Hace tres años que Lacombe decidió que era hora de separar su taller de su vivienda y eligió este pequeño piso de doshabitaciones, sin una sola pared en blanco y con grandes ventanales, en el este de París. Una forma de cerrar la puerta al finalizar el día. Pese a todo, en momentos de más trabajo, tiende a encerrase días enteros en este taller, situado a apenas unos minutos a pie de su casa. Aquí materializa sus ideas, da forma definitiva a sus personajes, que esboza primero en su libreta que lleva siempre con él. Sentado ya en su despacho, dibuja sutilmente con un leve trazado de lápiz en grandes formatos. Pacientemente, lo va cubriendo con pintura por pequeñas capas, esperando a que se sequen y echando mano del secador cuando hace falta. Para cada obra suele tardar unos tres días. En el caso de las más complicadas puede dedicarle hasta diez jornadas, dependiendo también de la técnica. Aunque Lacombe es un perfeccionista y le gustaría tener más tiempo. Cuando no está en su taller, a Lacombe le gusta hacer intervenciones en los colegios donde intercambia con los niños. Su obra, que alterna cuentos infantiles con trabajos para mayores —Edelvives edita también ahora el segundo volumen de su versión ilustrada de Nuestra Señora de París—, es también un constante viaje de ida y vuelta entre la infancia y la edad adulta. "Mis libros suelen ser proyectos que me han emocionado de pequeño y que han madurado durante años", relata. Ocurrió con los Cuentos Macabros de Edgar Allan Poe, que leyó con 11 años. "Pensé, un día lo haré", dice. O con Madame Butterfly, que acaba de editar en Francia, una ópera que vio también en torno a la misma edad. "Lo recuerdo muy, muy bien, es la primera vez que lloré en un espectáculo", cuentas. En mente tiene ya el próximo libro, que prepara con su cómplice de siempre, el autor Sebastien Pérez. "Será una temática que viene de la infancia pero tratada con un toque de arte contemporáneo… no puedo decir más. Será para adultos y para niños, niños a los que no les gusta que se los trate como si fueran tontos".




    BIBLIOGRAFÍA

    LITERATURA JUVENIL
    • Caperucita Roja, Seuil Jeunesse edición (2004)
    • Cereza Guinda, Seuil Jeunesse edición (2006)
    • Cabellos Largos, Talents Hauts edición (2006)
    • La fatídica noche de Ernest, Sarbacane edición (2007) (Texto co-escrito con Sebastián Pérez)
    • Los Amantes Mariposa, Seuil Jeunesse edición (2007)
    • La pequeña bruja, Seuil Jeunesse edición (2008) (Texto co-escrito con Sebastán Pérez)
    • Genealogía de una Bruja, Seuil Jeunesse edición (2008)
    • El gran día de la pequeña Lin Yi, Milan Jeunesse edición (2009)
    • Melodía en la Ciudad, Seuil Jeunesse edición (2009) Cuento musical
    • Blancanieves, Edición Milan (2010)
    • El herbario de las hadas, Albin Michel Jeunesse edición (2011) (Texto co-escrito con Sebastián Pérez)
    • Ondine, Albin Michel Jeunesse edición (2012)
    • Balanceo de Navidad, Albin Michel Jeunesse edición (2012) Cuento musical (Texto co-escrito con Olivia Ruiz)

    LITERATURA PARA ADULTOS

    • Los Cuentos Macabros, Soleil edición (2009) (Texto de Edgar Allan Poe)
    • Notre-Dame de Paris, Partie 1, Soleil edición (2011) (Texto de Victor Hugo)
    • Notre-Dame de Paris, Partie 2, Soleil edición (2012) (Texto de Victor Hugo)

    COMICS
    • El espíritu del tiempo Volumen 1, Soleil edición (2003)
    • El espíritu del tiempo Volumen 2, Soleil edición (2005)

    ILUSTRACIONES

    El maestro gato, Hatier edición (2003) (Ilustración de un cuento de Charles Perrault)

    ¿Por qué el caparazón de la tortuga?..., Seuil Jeunesse edición (2006) (Ilustración de un texto de Mimi Barthélémy)
    Cuéntame otra historia, Tourbillon edición (2007) (Ilustradores colectivos)
    Destino de los perros, Max Milo Jeunesse edición (2007) (Ilustración de un texto de Sebastián Pérez)
    El niño callado, Seuil Jeunesse edición (2008) (Ilustración de un texto de Cécile Roumiguière)
    Érase una vez, Seuil Jeunesse edición (2010)
    Rossignol, Seuil Jeunesse edición (2011) (Texto Sebastián Pérez)


    AUTOR
    • Azules del pantano, Milan Jeunesse Blues Bayou, mayo 2009 (Ilustraciones de Daniela Cytryn)
    • El cuaderno rojo, Seuil, abril 2010 (Ilustraciones de Agata Kawa)


    GALERÍA